Como una sombra en la oscuridadesperan sigilosas, el momento oportuno.
Ya mis dardos doblegaron tu voluntad
y caíste en un sueño profundo.
Dejamos que la pasión nos arrastrará
y toda tu piel fue un rió,
que recorrí lentamente, de costa a costa
con la nave de mis labios.
Me diste probar de tu boca
la miel más dulce; intenso deseo.
Tu piel se unió a la mía
y mis dedos a tus cabellos.
Las flores del mal nos acechan.
No temas, descansa, vigilan mis demonios.
Y finalmente despertaste, radiante, extenuada,
fundiéndote conmigo en un abrazo eterno.
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