Donde colisionan la luz y la oscuridad, ahí estoy yo...

martes, marzo 31, 2009

Joachim Witt-Eisenherz

Du schenkst mir das Leben
Um mich dann zu verlassen.
Soll ich Dich dafür
Nun lieben oder Hassen?

Du treibst mich in die Sünde
Um mir dann zu vergeben.
Sag mir, welchen Namen
Soll ich Dir geben?

Ich brenne in dem Feuer Deiner Eitelkeit
Gefangen auf dem Weg in die Unendlichkeit!

Siehst Du das Blut
An meiner Hand?
Hast Du das Leid
In mir erkannt?
e f , oro?d?ffhr

Siehst Du den Schmerz
In meinem Blick?

Warum stößt Du mich zurück?!

Du bringst mich um mit Deinem Eisenherz!
Du bringst mich um mit Deinem Eisenherz!

Eine Welt [eine welt]
Ohne Dich [ohne dich]
Ist eine Welt aus Hass und Schmerz.
Du bringst mich um mit Deinem Eisenherz!

Du hast mir Deinen Namen
In die Seele gebrannt -
Mich ohne Erbarmen
Aus Deinem Reich verbannt.

Dein Wille geschehe!
So steht es geschrieben.
Du weißt ich vergehe
Daran Dich zu lieben!

Für mich aus dem Dunkel
Zurück in das Licht
Bevor mein Herz in tausend Teile bricht.

Für mich aus dem Dunkel
Zurück in das Licht
Bevor mein Herz in tausend Teile bricht.

Du bringst mich um mit Deinem Eisenherz!
Du bringst mich um mit Deinem Eisenherz!

Eine Welt [eine welt]
Ohne Dich [ohne dich]
Ist eine Welt aus Hass und Schmerz.
Du bringst mich um mit Deinem Eisenherz!

Hörst Du mein Herz?
Hörst Du es nicht?
Es ist das Herz das zerbricht
Wenn man von ihm spricht!

Hörst Du mein Herz?
Hörst Du es nicht?
Es ist das Herz das zerbricht
Wenn man von ihm spricht!

Hörst Du mein Herz?
Hörst Du mein Herz?
Hörst Du mein Herz?

Du bringst mich um mit Deinem Eisenherz!
Du bringst mich um mit Deinem Eisenherz!

Eine Welt [eine welt]
Ohne Dich [ohne dich]
Ist eine Welt aus Hass und Schmerz.
Du bringst mich um mit Deinem Eisenherz!

lunes, marzo 30, 2009

La brisa de la distancia

Otro año que paso sin ti
y los recuerdos se vuelven borrosos.
Aunque hoy este todo bien,
la angustia quiere hacerme prisionero.
Para que negarlo, lo debo decir.
Todavía te amo, todavía te extraño.
Me dijiste que eras muy feliz;
mientras se apagaban tus ojos.
Dios ya no existe para mí.
Sin ti el mundo parece tan vació.
Me golpea la brisa de la distancia.
Sin ti todo pierde su sentido.
Todos los sueños llegan a su fin.
Tu dicha fue mi único consuelo.
Hoy es el día, te dejare ir.
Gracias por haber estado conmigo.

sábado, marzo 28, 2009

Monstruo

Te llenaste la boca de misericordia,
pero tu cruel espada corto las cabezas.
Hoy te sientes un indiscutible mesías,
pero tu voz es trueno de tormenta.
Tu concertación fue una absurda utopía
mientras Mussolini besaba tu mejilla.
Al que piensa diferente lo descalificas
y la ley es tu inestable palabra.
Eres un monstruo, controlas la mentira.
La falacia es tu verdadera arma.
Eres un monstruo, látigo y chequera.
La dominación es tu verdadera doctrina.
Estas tuerto y no te diste cuenta.
Con los ojos abiertos no vimos nada.
Y vos sonreías pisoteando nuestra libertad,
mientras los corazones se subordinaban.
Nunca vi una predica de izquierda,
que en los hechos sea tan de derecha.
Todas las pesadillas se terminan al despertar,
aunque estemos cayendo de la cornisa.
Eres un monstruo, al pueblo aterrorizas
con tus opciones; vos o la galimatías.
Eres un monstruo, tu Dios es el capital.
¿Será que tiene precio la esperanza?
Todos estamos saltando desde la cornisa.
Solo los que despierten podrán volar.
Tu tiempo se esta por terminar,
entonces adelantas otra vez las agujas.
No, Nerón no hizo tantas locuras
y el General se revuelca en su tumba.
Nos abraza la mentira y la oscuridad.
La nación se sumerge en la penumbra.
Eres un monstruo, guardas la calavera
bajo siete llaves en tu biblioteca.
Eres un monstruo, no sientes vergüenza,
porque todo era parte de tu plan.


Dedicado al Copresidente de la Nación Argentina Néstor Carlos Kirchner. Un gran amigo del ex presidente Carlos Saúl Menem en la década del 90.

sábado, marzo 14, 2009

Aquella entrevista a las diez y media...



El 12 de marzo se cumplió un año de la muerte del conductor y humorista Jorge Guinzburg, Osvaldo Bazán lo recuerda como compañero del programa de “Mañanas informales”.

Era una mañana de ésas como las que tuvimos tantas, de las que comenzaban con el hormigueo de los productores, con los gritos por celular porque el remise había ido a otro lado y el invitado no llegaba. Una de esas mañanas en las que todo funcionaba al milímetro entre las decenas de personas que estábamos ahí, trabajando en lo que a nadie le parecía del todo un trabajo. Estábamos un poco molestos, hacía unas semanas se había instalado en televisión el minuto a minuto, una herramienta ya en desuso en la mayoría de los países serios. Nadie sabía bien cómo leer eso y Jorge Guinzburg aseguraba que había que ser serio. Que el numerito sólo no decía nada. Que todo tenía un contexto. Y que el numerito era maravilloso sólo si se compadecía con el sentimiento de estar haciendo las cosas bien. Al tipo le importaba –y mucho– lo que ponía en el aire y aunque parezca básico, no lo es. A más de uno no le interesa. Pero ese día ocurrió un milagro y después hubo otro y después hubo otro. Entonces entendí que no había milagros. Que era Jorge Guinzburg que sabía de qué hablaba.
Cualquiera de esos pelafustanes que se lo pasan dando al público lo que aseguran que el público quiere, hubiera puesto el grito en el cielo si Guinzburg le hubiera dicho: “Hoy viene Arturo Ripstein, director de cine de culto, mexicano”. Hubieran pedido un caño y minas en bolas. Hubieran pedido goles de ayer y la viuda del policía muerto llorando y exigiendo pena de muerte.
Pero Jorge Guinzburg puso, a las diez y media de la mañana, en el canal de televisión abierta más importante del país, una entrevista de 25 minutos con Arturo Ripstein. El tipo, reverenciado en un círculo no masivo, se compró a la audiencia que no paró de subir. Y Jorge, que sabía muy bien con quien estaba hablando, subió la apuesta, abrió el juego, todos preguntamos a un tipo que, en los papeles, tenía que hundirnos el programa. La charla fue deliciosa. El público respondió agradecido.
Cuando terminó el programa, entre los algodoncitos del desmaquillador, le dije de mi alegría por el éxito de esa entrevista. Me miró como te miraba cuando estaba orgulloso y feliz y me dijo: “¿Ves? La tele es equilibrio. Lo que te gusta, lo que sirve, lo que le sirve al tipo que ve, lo que hay que decir. Si vos hacés todo eso y sos auténtico, no hay manera de que te vaya mal”.
Hace un año que no estás y cada vez siento más no haberte obligado esa vez que me dijiste que escribiéramos un libro sobre televisión. Cuánto que tenías para enseñar se está olvidando. Cuánto nos estamos perdiendo sin vos.