Llegaste del dolor, del sempiterno viaje,
y tu corazón herido aun palpita.
La felicidad es efímera, es un instante
y tienes tanto amor para dar.
Tu alma rodó por las calles,
errante, como una lagrima de piedra.
Tantos sueños dejaron de ser,
pero tu ilusión parece inmortal.
Tu sonrisa brillo como un diamante,
mientras la luna se reflejaba,
como una luciérnaga de media noche
en la profundidad de tus pupilas.
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