Me elevo sobre la ciudad de vidrio.
Soy la sombra del ave muerta.
Con mi ala izquierda señalo el camino
y con mi ala derecha toco tu cabeza.
Atardece en la ciudad, atardece en tu corazón
y sé que tratas de ignorarme, lo deseas.
Te entrego el terror o el sosiego, tu fruto.
Solo la verdad te hará libre del mal.
Porque al despertar veras mi rostro
duerme profundamente, sueña con la esquiva felicidad.
Soy tu inexorable recompensa o castigo.
Soy lo desconocido, el ave de oscuridad.
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