como un cuervo herido.
Se vislumbra la sórdida ira
en sus ojos enrojecidos.
Es como una pesadilla,
un asfixiante sueño diurno.
Pocos observan, todos miran,
con un silencio perverso.
Tu también lo niegas
aunque te extiendan sus manos.
El amor quedo afuera
y muerta ya la compasión
ante la miseria humana
cerramos nuestros ojos.
¿Quieres negar la realidad?
¿O quieres tomar partido?
Y un día entre las sombras,
emergerán los cuervos heridos.
Vislumbrarás en ellos la ira
y te alcanzarán sus picos.
Será un asfixiante sueño diurno,
con un silencio perverso.